“El juego vuela jerarquías sociales. Juntamos elementos que antes estaban separados. Nuestras acciones adoptan secuencias novedosas. Jugar es liberarnos de las restricciones arbitrarias…”
Stephen Nachmanovich
El juego es aquello que diferencia nuestro trabajo como artistas de cualquier otro: la presencia y valoración de la imaginación y lo lúdico por encima de todo. La energía del juego no solamente es parte primordial e imprescindible de la creación, sino que es la base de todo. Desde el juego, se extienden y trascienden los límites establecidos de todo concepto, yendo mucho más allá del orden productivo instaurado. Como las hay forestales o de fauna, los artistas son la gran reserva de imaginación en la tierra.
Considerando esto: no es ninguna sorpresa que uno de los derechos más reivindicados y protegidos de la Declaración de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes sea el juego. El fin de la infancia aparece como una cuestión antropológica importante en casi todas las culturas. El paso a la adultez: la entrada al conocimiento, la solemnidad, dejando allí aquel juego, instinto e imaginario sin limites, ahora atado a conocimientos lineales. Sólo podemos jugar -legalmente- hasta la mayoría de edad, después no tenemos derecho. Si defendemos el futuro del arte, y, con él, el de nuestra sociedad, debemos irremediablemente defender el futuro del Juego.
Gritemos nuestras necesidades, y por consecuente, nuestro derechos, nadie las sabe más que nosotros, desde nuestro lugar de jóvenes hagámonos ver en búsqueda de un empoderamiento.
Jugar en grupo, en colectivo, en popular. Jugar contra todo temporal. Jugar y ficcionalizar la realidad para poder transformarla. Jugar al teatro. Jugar y que sea un arte.
Con el apoyo y la producción del Centro Cultural Recoleta, particularmente su espacio dedicado a la cultura joven y adolescente Clave 13/17, y UNICEF Argentina se llevó a cabo esta primera pieza de creación colectiva del proyecto.PERSONA fue estrenada en el CCR en el marco del Festival Clave 13/17 en noviembre de 2018.
Se convocó a diez actores y actrices adolescentes -de entre 13 y 17 años- a formar parte del elenco creador de esta primera pieza. En un periodo de doce encuentros, en un laboratorio de creación, experimentamos, investigamos y creamos formas e hipótesis de representación escénica de la esencia pura de la adolescencia, buscando de qué queremos hablar y cómo, ficcionalizando la inefable realidad en búsqueda de una transformación y una reflexión hacía el futuro. Cuestiones como la sexualidad, la otredad, las realidades diversas y desiguales, la violencia -en todas sus formas-, los anhelos, los deseos, los miedos, las contradicciones y el futuro no son ajenos al proceso creativo que fue fluctuado en relación a las propias inquietudes y necesidades del grupo. Todo el proceso fue guiado por el multipremiado actor, director y dramaturgo Emiliano Dionisi y Valentino Grizutti, joven actor y dramaturgo, creador del proyecto; quienes dirigieron, co-escribieron y terminaron de dar forma a la pieza en su totalidad. Luego de funciones a sala llena y excelentes repercusiones, la pieza fue invitada a formar parte de la destacada programación del Festival Internacional de Buenos Aires (FIBA), en su doceava edición.
Así como nuestra experiencia en Buenos Aires con esta primera pieza fue no solo gozosa, sino reveladora, creemos fervientemente en el proceso creativo como formador no solo de los y las jóvenes para con el resto de la población, sino como un momento perfecto para reivindicar el teatro como ritual y medio expresivo transformador de la realidad.
Proponemos generar estos espacios de juego; en primer lugar como oxigenación de la violencia cotidiana con la que vivimos, canalizada en aquel ritual de violencia: la ficción. Y en segundo y aún más importante: la visibilización de la cuestión particular de la adolescencia en cada barrio, región, ciudad, país del mundo; contada en primer persona con la verdad y nitidez propia: nosotrxs, adolescentes, hablando de la adolescencia, de lo que nos interpela, de lo que pensamos, de nuestra forma de ver el mundo. Sin nadie que hable por sobre nosotrxs. Un retrato universal y particular. Favoreciendo a un intercambio cultural, social, teatral, que genera un diálogo interdisciplinario y un mestizaje de estéticas, poéticas, técnicas e idiosincracias: la creación, al fin y al cabo.
El proyecto es realizable en un lapso de entre 7 y 10 encuentros, de 5 horas cada uno, con tres personas a cargo del proceso: dos directores y un asistente, sumado a esto se convocará a jóvenes actores y actrices adolescentes de esa locación, ciudad, país, región, residencia, etc; con el fin de promover también la actividad teatral y el espíritu del juego y la creación en distintos ámbitos. La propuesta escénica resultante será una pieza de creación colectiva que se representará en un espacio escénico (sin tener que ser específicamente uno convencional) procediendo luego con la exhibición de dicho resultado.
